yo no soy yo

Artista canadiense nacido en 1988, Nick Sider, es un pintor acrílico autodidacta que vive en la ciudad de Nueva York  Sider siempre ha mantenido un estilo hiperrealista, intentando crear pinturas que se extienden más allá de lo que una fotografía podría capturar. «Mi momento favorito mientras pinto es cuando un tema en mi lienzo comienza a cobrar vida. » 

YO NO SOY YO

Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pié cuando yo muera.

Juan Ramon Jimenez

Melody Gardot – Once I Was Loved Una vez fui amada
No recuerdo
Cuando era joven
No recuerdo el día en el que vi el sol por primera vez
Pero de lo que estoy segura
Que es suficiente
Recordar que una vez
Una vez fui amada
 Me sigo rindiendo
Ante problemas desconocidos
No tiene sentido pretender que no son míos
Pero de lo que estoy segura
Que es suficiente
Recordar que una vez
Una vez fui amada
 Cuando pasen los años
Lo que representan los años en una vida
¿En qué hemos de convertirnos
cuando alcancemos nuestros últimos días?
Si no podemos rendirnos
Entonces eso es suficiente
 Sólo recordar que una vez
Una vez fuimos amados
Una vez fuimos hermosos
Una vez fuimos amados

«Si alguna vez dejamos de hablar, y no sabes cómo regresar, mándame una canción.” Frase de la película Begin Again 

Interesante artículo : Lo original es algo novedoso, que no copia o imita a otra cosa.
Sin embargo, en el arte, para que algo sea original y sea arte al mismo tiempo, tiene que enriquecer la mirada del otro, tiene que ampliar su experiencia.
Si algo es “demasiado nuevo”, demasiado diferente de todo lo visto alguna vez, entonces no se entiende, no tiene sentido, es un delirio.
Entonces: algo original es algo nuevo pero que tiene alguna relación con lo hecho hasta entonces.
Recordemos que, cuando hablamos de crear o tener una idea creativa, nos referimos al resultado de combinar de una manera novedosa cosas que ya son conocidas.
Por eso, en el arte, podemos decir que por lo general la originalidad está dada por la manera en que se combinan las cosas conocidas, y no por aquello que es completamente desconocido.
Eso es una paradoja, algo maravillosamente contradictorio: lo original no es algo del todo original. Las obras originales son “originales en parte”.

Podemos convenir que hay dos caminos por los cuales uno se puede volver original: el haber vivido toda la vida en una caverna (lo que nos volvería originales al punto de que nadie entendería ni siquiera nuestros gritos guturales), o el haberlo conocido todo.
Porque cuando uno comete el error, la falacia, de pensar que no quiere “conocer demasiado” para “no dejarse influenciar”, así es como termina intentando cambiar el mundo con ideas que ya existieron hace mucho y que gran parte del mundo conoce.
Y entonces a uno se le ocurre la genial idea de querer revolucionar el arte pintando una botella de Coca-Cola seis décadas después del nacimiento del arte pop, o de querer revolucionar la literatura hablando de sexo de manera transgresora y con humor, cinco siglos después de Gargantúa y Pantagruel.

En su etapa de formación, el artista se deja influenciar mucho, pero mucho, por todo lo que le gusta. Y en algún momento, de toda esa influencia nacen su propia mirada y su voz original.
Un cuentista uruguayo llamado Horacio Quiroga, maestro del cuento latinoamericano,  dijo que si al principio uno tiene que copiar a otros, pues entonces que copie, porque la obtención de un estilo propio “es una larga paciencia”.
Es que los maestros están para ser superados. Pero mientras uno no los supera, tiene que tomar de ellos todo lo que puede. Sin temor a parecerse en aquellas cosas que le admira al otro. Porque si uno es bueno, ya las superará.
La imagen del artista que tenemos es la de aquél que se lleva el mundo por delante. El genio implacable. Pero nos cuesta entender que ese artista seguramente empezó con humildad y paciencia. Aprendiendo y admirando a otros.
Y ése es el camino: empezar admirando a otros. Porque la realidad es que no ha existido ningún genio que haya empezado por la genialidad. Y mucho menos por la propia.

Damián Poggi

3 minutos de arte
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