sentimientos

“La vida puede venirse abajo con tal facilidad… Todo puede cambiar en un instante. La sensación de la fragilidad de la vida me persigue sin descanso. Me contagia una gran alegría —la de estar vivo— y, al mismo tiempo, un miedo atroz: por el hecho de poder perder con tanta facilidad a la gente que queremos.”- Paul Auster

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es img_0434.jpg
Foto hecha en la Librería Shakespeare and Company Paris

El poeta Octavio Paz definió el haikú es “una pequeña cápsula cargada de poesía capaz de hacer saltar la realidad aparente”.

Cuando te sientes feliz es fácil que sonrías y que los demás deduzcan que tienes un estado de ánimo positivo. Sin embargo, cuando te muestras serio, esa interpretación se convierte en algo mucho más subjetivo. ¿Estará triste? ¿Cansado? ¿Molesto? Por eso es tan importante saber expresar tus sentimientos.

Poner palabras a un cúmulo de sensaciones es complejo. Muchas veces, no somos conscientes de la causa primera de nuestro mal humor. Por eso, en primero lugar, lo que tenemos que preguntarnos es qué nos ha pasado para que nuestro humor haya cambiado tanto. ¿Qué nos hace sentir así?

Puedes probar a relajarte un par de minutos para trata de identificar eso que ha generado un cambio en tu interior. Busca lo que ha hecho que experimentes todo ese cúmulo de sensaciones. Cierra los ojos si lo crees conveniente y reflexiona. ¿Qué es lo que te produce sorpresa, alegría, asco, desprecio o miedo?

La auto-observación física también es una buena herramienta de exploración. Por lo general, nuestras emociones suelen expresarse a nivel físico. De esta forma, podemos intentar averiguar la zona en la que sentimos malestar. Cuando estamos nerviosos podemos padecer problemas gastrointestinales o musculares, depende de cada persona. Conocer nuestra mente como nuestro cuerpo, nos ayudará a ser más consciente de lo que sentimos.

Usa verbos emocionales como “noto”, “percibo”, “siento” en vez de “creo”, “pienso” u “opino”. Estos últimos son fácilmente rebatibles porque no se refieren a tu condición interna, sino a tu procesamiento mental.

Observar un pensamiento sin juzgarlo evitará que nos aferremos a él. Así pues, no estará activando emociones ni positivas ni negativas en nosotros. Poco a poco, iremos aprendiendo a alejarnos de esos sentimientos que nos atrapan y los veremos con más claridad. El resultado será que podremos identificar mejor aquello que pasa por nuestra cabeza y podremos ponerle palabras con mayor facilidad.

Comunica sentimientos, no pensamientos

Cuando queremos expresar sentimientos usamos el verbo “sentir”. Si transmitimos pensamientos, empleamos “sentir que”. La diferencia es sutil y radica en la inclusión o no de la partícula que. Por ejemplo, “siento miedo” (sentimiento) o “siento que el miedo me está paralizando” (pensamiento).

En ese último caso, estamos racionalizando una emoción, es decir, haciendo frente a una situación. Significa que ya hemos procesado cognitivamente el suceso origen de nuestros sentimientos. Ya no estamos explicando los efectos que tiene en nosotros, sino sus posibles consecuencia

Si comienzas a explicarte con un “me haces sentir…”, no solamente estás culpabilizando al otro, sino otorgándole poder sobre tus sentimientos. La responsabilidad de los sentimientos es personal e intransferible. Querer trasladarla a los demás no es ni ético ni real. Además, puede crear problemas con las personas de tu alrededor

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s