La Tristeza era la Forma y la Felicidad, el Contenido


“Esa tristeza significaba: hemos llegado a la última estación. Esa felicidad significaba: estamos juntos. La tristeza era la forma y la felicidad, el contenido. La felicidad llenaba el espacio de la tristeza”

La Insoportable levedad del ser. Milan Kundera

Almeria El Casino Cultural, antiguo palacete de Emilio Pérez.

Con 4 Oscars y 9 premios BAFTA (récord histórico), sumados a los 100 millones de recaudación solo en la taquilla estadounidense, ‘Dos hombres y un destino’ es una de esas películas coronadas desde un primer momento. Aunque dividió a la crítica, este atípico y cómico western crepuscular se ganó a un público que ha continuado conquistado desde entonces. Y las razones son muchas, sus actores, su director, una mítica canción, su delicioso final… Una historia real

El guionista William Goldman se topó con la historia del bandido Butch Cassidy alrededor de los años 50 y estuvo cerca de ocho años escribiendo el guion basado en ella: “Cuando leí sobre Cassidy y Longabaugh y el súper grupo que les perseguía, pensé que era un material fenomenal. Huyeron a Sudamérica y vivieron allí durante ocho años, eso me chocó. Tuvieron un segundo acto. Fueron más legendarios allí de lo que habían sido en el viejo oeste. Es una historia genial. Esos dos hombres y una bella chica yendo al sur y haciendo esas cosas me pareció un material maravilloso para trabajar”. Aunque se declaró que ambos fallecieron en San Vicente, Bolivia, el 7 de noviembre de 1908, nunca se encontraron sus tumbas. Los rumores sobre encuentros con ellos, juntos o por separado, se extienden hasta principios de los años 30.

La banda de Cassidy y Kid se llamaba “The Wild Bunch”, título original de la película de Sam Peckinpah ‘Grupo salvaje’. Estrenada el mismo año 1969 pero poco antes, se descartó utilizar el nombre para no crear confusión. No obstante, los críticos no pudieron evitar comparar ambas películas achacando a ‘Dos hombres y un destino’ lo que admiraron de ‘Grupo salvaje’. Ambas son retratos del último oeste, de bandidos maduros que huyen al sur por no tener más escapatoria y que mueren a manos de un ejército extranjero haciendo, por primera vez, algo correcto. No obstante, la ligereza del retrato de Roy Hill, su humor, luminosidad y carisma con sus personajes, además de su decisión de cortar el final de la película antes de la muerte de los dos protagonistas, la convierte en el reverse luminosos de todo lo que representa ‘Grupo Salvaje’, el doloroso y descarnado punto final de una historia de violencia. En su lugar, ‘Dos hombres y un destino’ se posiciona como la despedida romántica, mítica y edulcorada, seguro más horrible, extinción del western.

Y es que en 1969 ‘Grupo salvaje’ y ‘Dos hombres y un destino’ parecían cerrar de manera definitiva la forma clásica de ver el género. Si en la película de Peckinpah aparece el coche para sustituir al caballo, aquí lo hace la bicicleta. Si en una encuentran el paraíso en México, aquí en Bolivia. Ambas son el retrato del fin de un género, de unos héroes que vieron como su mundo se acababa con el comienzo del siglo XX de la misma forma que el cine clásico daba sus últimos coletazos antes de entrar en la década de los setenta. Por eso, ‘Dos hombres y un destino’ es un homenaje al género clásico pero con canciones pop, secuencias musicales, un humor muy juvenil que, de seguro, fue lo que más conectó con el público, y dos actores que en nada se parecían a Stewart o Wayne. Vistas hoy en día, uno no puede dejar de pensar en que si ‘Grupo salvaje’ nos enseñó las razones del final del western, ‘Dos hombres y un destino’ nos mostraba como podía vivir, aunque fuese un poquito más. Quizás por eso, pese a ser de 1969, a nadie le extrañaría que ‘Dos hombres y un destino’ fuese el ejemplo perfecto de cómo hubiese sido un gran western de cine setentero.

George Roy Hill fue un director con una carrera extraña. Decían que tenía un carácter difícil pero también que era un genio. Sin embargo, no despuntó hasta esta, su sexta película. Alcanzó el cielo (y el Oscar) con ‘El golpe’ y el mismo dúo protagonista. Sin embargo, una serie de fracasos cada vez más graves hicieron que 6 películas después, en 1988, finalizase tempranamente su carrera. El guionista William Goldman declaró que, con él dirigiendo no había productores que valiesen, destacando su talento, su habilidad para ganar luchas internas y ser el protagonista. Discutía a menudo con todo el mundo. Newman cortó su escritorio por la mitad porque “no podría pagar todo el licor que robó de mi oficina”. Prohibió visitar el set a Katherine Ross, fuera de sus jornadas de rodaje, desde que un día se puso detrás de una cámara recurso y ayudo, amablemente, al equipo al que le faltaba un miembro. Newman, sin embargo, declaró su admiración al cineasta diciendo que sabía exactamente lo que quería en cada escena y de cada actor. Lo contradice, sin embargo, el hecho de que tras los primeros pases de la película, la gente se rió mucho más de lo que Hill esperaba. El creía haber hecho un drama con toques de humor, no una comedia, y mandó cortar varias de las bromas que más risas despertaban. Queda la duda de si Roy Hill fue un genio desaprovechado o un profesional mediocre con dos grandes golpes de fortuna. De lo que estamos seguros es de que pocas películas fluyen más y mejor que ‘El golpe’ y ‘Dos hombres y un destino’.

dos hombres y un destino katherine ross paul newman robert redford

Getty Images

Newman interpreta a Butch Cassidy, cuyo nombre real también era Robert Leroy Parker, como confiesa en la película. Le llamaron así porque trabajó durante una época en una carnicería (butcher’s shop). Era, como le dice un viejo sheriff en la película, “el hombre más simpático que he conocido”. Newman encarnó con gran carisma a este bromista ingenioso. Cuentan que tenía dudas de interpretar un papel cómico y que no confiaba nada en sus dotes humorísticas. Roy Hill le convenció asegurándole que el humor estaba en el guion, que el solo tenía que interpretarlo correctamente y no preocuparse de ser gracioso. Quizás esa sea la explicación de cómo Newman encarnó a su mítico personaje, uno capaz de transmitir seriedad y preocupación incluso en el humor, un bromista muy alejado de ser un payaso, un líder sabio pero juerguista. Quizás, solo quizás, el humor también le salió a Newman del propio ambiente de rodaje. Aseguró que nunca se lo pasó tan bien en un rodaje, especialmente bebiendo cerveza en Sudamérica con Robert Redford. Incluso tuvo un affaire con la periodista Nancy Bacon, que lo separó temporalmente de su mujer, Joanne Woodward.

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Harry Alonzo Longabaugh fue apodado The Sundance Kid cuando le detuvieron en la ciudad de Sundance, Wyoming. Pero Redford no llegó a este personaje de rápido pistolero, contrapunto serio, borde y antisocial de Butch, de primeras. Antes, rechazaron el papel Steve McQueen, Warren Beatty, Marlon Brando y Jack Lemmon. Tuvo un par de discusiones con Newman, La primera era la intención de Redford de no utilizar dobles y correr él personalmente por encima de los vagones del tren. La segunda era que Redford era contrario a los ensayos previos, creyendo que quitaban frescura a la interpretación, mientras que Newman los exigía. Digamos que la primera discusión la ganó Redford, y la segunda Newman. Y fueron amigos desde entonces, aunque no sabemos si tanto como sus personajes.

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Aunque Natalie Wood fue la primera en ser considerada para el papel y Joanna Pettet la segunda, finalmente el personaje de Etta Place cayó en manos de Katherine Ross, la joven y bella protagonista de ‘El graduado’ cuyo estrellato se diluyó muy rápido. Ross interpreta a la misteriosa Etta, una prostituta que acompañó a los forajidos a Sudamérica pero que ya no estaba en el momento de su muerte. Aunque no se sabe mucho de su vida ni tampoco su nombre real, Goldman consiguió una foto de la bella joven y decidió cambiar su profesión a maestra. Según él, las prostitutas del oeste solían ser feas, mayores e insalubres, nada que ver con la imagen que daba la verdadera Etta en esa foto. Ross, por tanto, encajaba a la perfección en el papel de este personaje que es más un oasis de paz para ambos que un elemento amoroso exclusivo del personaje de Redford. Como bien le dice a Butch en la película, si le hubiese conocido primero sería pareja de él y no de su compañero. Triángulo amoroso o solo de amigos, Etta es el amor y el hogar pero también una joven inteligente y con profesión que lo tira todo por la borda porque ellos son “la única diversión que ha tenido”. Casada en 5 ocasiones, la actriz conoció en el set a dos de sus maridos. Con Conrad Hall, el director de fotografía, se casó durante la película, divorciándose cuatro años más tarde. En 1984 se casó con el actor Sam Elliott, que tuvo su primer papel en la partida de cartas del inicio, y llevan juntos desde entonces.

Hay muchas escenas míticas en ‘Dos hombres y un destino’, pero hay dos que no podíamos dejar de nombrar. La primera de ella es la del salto en el acantilado. En realidad los actores saltaron en una construcción en Century Lake, Colorado, pero aterrizaron en un estudio de California. Así es la magia del cine, la de una escena casual que se convirtió en lugar común de muchas otras, normalmente precedidas por un “¿confías en mí?” que aquí no hace falta. Podríamos decir que esta escena en la que ambos compinches se juegan la vida saltando es el reverso luminoso del final de ‘Thelma & Louise’ (1991).

Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969) – Butch’s BikeScene (2/5)

Una bici, dos actores, una canción y… Premio‘Raindrops Keep Fallin’ on my Head’ de B.J. Thomas es casi más famosa que la propia película por la que ganó el Oscar a Mejor canción. Y eso que fue compuesta con la secuencia ya finalizada. La escena parecía sin importancia, de hecho, ni siquiera la rodó el mismo Hill sino su segunda unidad. Ross, que no se llevaba muy bien con el director, dijo que fue su momento más divertido durante el rodaje y Newman, bueno, él estuvo ocupado porque tuvo que hacer todas las piruetas en la bici el mismo porque, atención, su especialista ¡no sabía montar en bici! La única que no hizo personalmente fue la del choque, que la realizó el director de fotografía que, como hemos dicho antes, poco tiempo después se casaría con Ross. También, por qué no decirlo, es la escena que nos hace desear que sea Newman y no Redford el que acabe con la chica. Ay, si le hubiera conocido a el primer… Por cierto, perdón por pegarte la melodía para todo el día.

Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969) – Blaze of Glory Scene (5/5) 

La imagen se congela y, aunque el sonido nos indica los numerosos disparos de todo el enorme ejército que hay esperando a los dos protagonistas, nos aferramos a la imagen. La historia y la película nos dicen que ese día murieron pero la leyenda nos da pie a pensar que no fue así. Roy Hill despide a sus protagonistas ahorrándonos ese sangriento final que sabemos que tendrán, pero del que nos queremos retirar antes, como les dice Etta: “no quiero estar allí cuando eso pase”. Pero hay una escena eliminada que aclaraba aún más el desenlace. Los tres protagonistas van al cine a ver una película basada en sus aventuras y, cuando al final, los matan a tiros, Butch y Sundance gritan burlándose hacia la pantalla de que eso no pasó así. Etta, sin embargo, no puede soportar verlo y, sabiendo que ese será su probable destino, se va a la estación para volver a Estados Unidos como les advirtió. Hill decidió que era una escena de un dramatismo innecesario. Por otro lado, el mismo Hill añadió sobre el guion el detalle de que, antes de salir hacia su muerte “segura”, ambos amigos se vendasen las heridas mutuamente y no hiciesen ninguna referencia al amor que les había abandonado. Se tienen el uno al otro, planeando un viaje a Australia que, gracias a la magia de este tipo de western que cuenta leyendas y no hechos, nadie nos puede decir que no hicieron

POR RAFAEL SÁNCHEZ CASADEMONT

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