«Tal vez la felicidad sea esto: no sentir que debes estar en otro lado, haciendo otra cosa, siendo alguien más» .Isaac Asimov

El autorretrato tiene que ver con el ego y el narcisismo pero también con el autoconocimiento, la reflexión y el análisis crítico del cuerpo, la belleza y su expresión; el autorretrato facilita la construcción de la autoimagen mediante la autorepresentación, así como, el reconocimiento del impacto de la mirada de los demás en ese proceso.
La palabra retrato significa en su variante latina “sacar fuera”. ¿Será que a través del autorretrato podremos sacar fuera aquello que está dentro?
El autorretrato puede ser un instrumento para conocerse, una forma de exponer nuestro cuerpo pero también que manifiesta el sentir y el modo íntimo de ser. Un autorretrato es un mapa de tu mundo íntimo, una declaración de intenciones, un testimonio sobre quién eres y cómo te muestras.
El autorretrato manifiesta nuestra necesitad de permanencia y es metáfora de la identidad
Durante milenios el autorretrato fue delito. En el antiguo Egipto solo los faraones tenían derecho a retratarse, privilegio que se amplió a sacerdotes y altos dignatarios de la época. El cristianismo tampoco mejoró la situación, la filosofía de la época señalaba al cuerpo como cárcel del alma, ya lo decía Platón. Hubo que esperar a las miniaturas medievales para encontrar algún dibujo. Solo cuando el ser humano disfrutaba de más libertad e independencia individual empezaron a proliferar los autorretratos, a partir del siglo XV, en la pintura sobre todo.
Desde ese momento el autorretrato ha sido uno de los géneros artísticos por excelencia. La pintura de autorretrato se erigió como símbolo de nuestra necesidad de permanencia , y la propia imagen se convirtió en una metáfora de la identidad y del poder.
El autorretrato transforma y desmonta el canon de belleza
En la segunda mitad del siglo XX, comienzan a emerger propuestas artísticas con distintos tipos de autorretrato, donde el cuerpo es el elemento más importante de la creación artística. Así la obra de Ana Mendieta, Eleanor Antin o John Coplans, por poner tres ejemplos retratan el paso del tiempo, cuerpos descontextualizados, la belleza como elementos efímeros.
Naomi Wolf en su libro “El mito de la belleza” evidencia que cuando cayeron las estructuras de poder tradicionales que habían oprimido a la mujer, se erigieron otras nuevas con mayor impacto psicológico y mucho más difíciles de romper.
Muchas mujeres tienen más dinero, poder, campo de acción y reconocimiento legal del que jamás habíamos soñado, pero con respecto de cómo nos sentimos acerca de nosotras mismas físicamente, puede que estemos peor que nuestras abuelas no liberadas. Naomi Wolf
El autorretrato construye el autoconcepto y evalúa de la autoestima
La construcción de la imagen corporal comienza en la infancia, bajo la influencia de múltiples factores, como el momento histórico, la cultura y sociedad en la que se vive. Las imágenes, los juguetes y las formas corporales que existen en la sociedad inician la creación de esta imagen.
La imagen corporal es la representación del cuerpo que cada persona construye en su mente, partiendo de su particular percepción. La imagen corporal formará parte del autoconcepto que, según Burns (1990), es el conjunto de percepciones, ideas u opiniones que el individuo tiene de si mismo; independientemente de que sean falsas o verdaderas, objetivas o subjetivas, estas opiniones nos permiten describirnos a nosotros mismos
La imagen corporal es subjetiva, pero ningún otro elemento esta tan expuesto a la evaluación publica y privada. El cuerpo es la parte mas visible y sensible de una persona. David Burns
El autorretrato es pulsión y deseo de conocerse
El autorretrato es un proceso de indagación sobre el yo.
Es imposible acceder a la propia imagen de una forma directa, por eso es necesario recurrir a su representación a través del autorretrato, del espejo, de la fotografía, de la imagen del otro o del recuerdo.
El autorretrato encuentra todas tus versiones y matices
Podemos mirarnos en un espejo, podemos reflexionar sobre cómo somos, podemos preguntar a nuestros amigos, pero si tenemos una cámara de fotos, el autorretrato es la mejor elección.
Otra razón importante para autorretratarse es encontrar todos tus matices, todas las personas que puedes ser, autoafirmar tu personalidad, realizar alguna fantasía que no podrías hacer en la realidad, como identificarte con algún personaje, disfrazarte o fotografiarte de forma erótica. Embellecer tu imagen o manipular tu figura con ciertos programas informáticos también te permitirán ver otros personajes en ti.
Es evidente que somos seres plurales, en cada hora del día, época de la vida, momento o lugar representamos, como grandes actrices y actores, el rol que elegimos, o el que otros esperan del personaje que nos han atribuido. Elaboramos la propia imagen a partir de las experiencias e imaginaciones personales, pero también a partir de las expectativas de los demás.
El autorretrato facilita aceptar y querer aquello que soy.
Reconocerse en un autorretrato no es fácil, sabemos quiénes somos pero nunca nos hemos visto la cara de frente. Las imágenes pueden cambiar de ángulo, de luz, pero reconocerse es intuitivo y automático aunque nuestro rostro cambie de forma permanente. Un estado anímico altera la expresión, pero continuamos reconociéndonos. Estar alegres, tristes, con rabia o dolor cambia nuestro aspecto totalmente, pero seguimos encontrándonos en la imagen.
Parte de un artículo de ANDANA foto