No Todavía, No Ahora.

No quiero la indiferencia. No todavía, no ahora. Llaman indulgencia y sabiduría a esta inercia del corazón: esa indiferencia es la muerte que se instala en nosotros. Simone de Beauvoir

Foto tomada en Brujas. Octubre 2021
Maroon 5 – Memories

El arrepentimiento es, posiblemente, una de las emociones más interesantes en el ser humano y a la vez, de las menos estudiadas. El mero hecho de experimentarla ya dice mucho de nosotros, es más, tal y como señalaba Cervantes, es auténtica medicina para el alma.

 Es común arrepentirnos de muchas cosas en el día a día: elecciones, comportamientos, palabras dichas, compras realizadas, haber descuidado algo o a alguien… Podríamos dar sin duda mil ejemplos.

Duelen, por encima de todo, las malas elecciones, esas que en un momento dado, llegaron a cambiar nuestra vida. Carcome a su vez el posible daño que pudimos hacer a otros en el pasado, como también quema y nos arrepentimos de haber prestado nuestra confianza a aquellos que nos terminaron traicionando.

Decía Maquiavelo, con gran acierto, que es mejor hacer y arrepentirse que no hacer y arrepentirse más tarde. Muchos de nosotros hemos oído decir a alguien: «yo no me arrepiento de nada». ¿Puede ser esto verdad?

Tener ante nosotros a una persona que considera que todo lo hecho, dicho, realizado y experimentado a lo largo de su existencia ha sido acertado, es el anuncio de una infalibilidad un poco dudosa. Admitámoslo, la mayoría cambiaríamos unas palabras, un gesto, un silencio, por pequeño que sea. 

El arrepentimiento combina razón y emoción, es un sentimiento más dentro  de un abanico muy amplio y como tal, tiene una finalidad. Su propósito no es otro que el de ajustar nuestra conducta, dotarnos de experiencia y permitirnos actuar en el futuro de un modo más acorde a nuestra personalidad, valores y necesidades.

De este modo, quien carece de remordimientos, quien no se arrepiente de nada, o bien no ha vivido o experimentado lo suficiente o tal vez, carece de un adecuado sentido de perspectiva. Porque vivir también es equivocarse y asumir el error. Es elegir determinados caminos y arrepentirnos de haberlo hecho. Gracias a esas experiencias nos conocemos mejor, descartamos opciones, crecemos y avanzamos con mayor sabiduría.

Existe una idea muy común relacionada con el hecho de que las personas solemos arrepentirnos más de aquello que no hicimos que de lo que llegamos a realizar. Sin embargo, tal y como hemos señalado al inicioel arrepentimiento en el ser humano es más intenso debido a la acción que a la inacción.

Fueron los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky quienes demostraron esta realidad gracias a un interesante estudio que más tarde fue replicado por otras universidades como, por ejemplo, la de Tilburg, en los Países Bajos. Así, algo que ha podido verse es que esta emoción es muy común en el ámbito afectivo y relacional.

Nos arrepentimos de no haber trabajado lo bastante en ciertos vínculos que al final acabaron rompiéndoseLamentamos haber dejado a algunas personas, como también, haber dado nuestro afecto a alguien que no lo mereció. Asimismo, también es común experimentar arrepentimiento en materia de compras, algo que al parecer está en el orden del día.

Lo más interesante de todo es que caer en estos escenarios de divagación repercute positivamente en nosotros. ¿La razón? Dichos análisis, dichos esfuerzos cognitivos, nos ayudan a delimitar actuaciones futuras. Es decir, el arrepentimiento no deja de ser un ejercicio de reflexión donde conocernos mejor y clarificar cómo debemos comportarnos de ahora en adelante para ajustar conductas con deseos, actos con valores.

Valeria Sabater

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s