Que en belleza camine. Que haya belleza delante de mí y belleza detrás y debajo y encima y que todo a mi alrededor sea belleza a lo largo de un camino de belleza que en belleza acabe.
Eduardo Galeano, en el libro «El cazador de historias»

Extraño caso de la gente que se divierte sin tomar alcohol
¿Divertirse sin beber alcohol es posible?.
Beber alcohol es una costumbre mundial que forma parte de las salidas de fiesta, tanto es así que todos se extrañan cuando alguien no bebe. Sin embargo, las personas también pueden divertirse sin necesidad de ingerir una sola gota de licor.
Las personas que no son afines al alcohol tienen sus razones. No obstante, a estos individuos los llenan de preguntas incómodas tales como ¿no te dejan beber?, ¿tuviste algún inconveniente en el pasado? o ¿no te agrada nuestra presencia?
Esto hace que las personas se lleguen a sentir interrogadas en muchos momentos y se tengan que estar inventando un montón de excusas. Debido a ello, a continuación te contamos una anécdota que te clarifica lo incomoda que es la presión social por no tomar alcohol.
La leyenda cuenta que existe una persona que va a las fiestas y no se toma una sola gota de cerveza, vino o cualquier bebida alcohólica. Ese individuo permanecía en los festejos hasta largas horas de la mañana bailando y riendo. Lo cual demuestra que simplemente algunos tienen gustos diferentes. Aún así, una gran multitud siempre acostumbraba a llamarlo abstemio y aburrido. Debido a esto, le hacían pasar por unos momentos específicos, los cuales posiblemente han experimentado todas las personas que van a las fiestas y no toman alcohol.
Recién iniciaba el evento, alguien veía a la persona sin ningún trago en su mano y comenzaba la característica retahíla: “¿No bebes? Pide al menos una cerveza. Pero ante la negativa seguía el cuestionamiento con un “¿y entonces cómo es que logras divertirte?”
En esos casos, ante tanta insistencia, a la persona le tocaba volver a decir que siempre había salido sin tener el hábito de beber. Además, también les recalcaba que se divertía con la música porque era un aficionado de salir a bailar o cantar.
Horas después seguían las preguntas, esta vez era el turno del “¿no bebes porque tuviste una mala experiencia? A lo cual la persona volvía a responder que no, que simplemente nunca se había interesado por beber. Así que, ante la infinita sorpresa, uno de los cuestionadores volvía a omitir todo y le decía que lo invitaría a un trago.
Ese era el momento más incómodo, pues era difícil atentar contra la cordialidad y rechazar la invitación. Debido a ello, a la persona no le quedaba más remedio que aprovechar cualquier descuido para levantarse del lugar y dejar la copa intacta en la barra.
Durante la madrugada ya estaban ebrios los preguntadores, así que comenzaban a pasar por alto que alguien no estaba bebiendo. Sin embargo, en algunos pequeños instantes se volvía a presentar uno de los cuestionamientos que faltaba: ¿Consumes droga para aguantar?
En esos casos al individuo le tocaba volver a explicar su situación y tratar de evadir dudas adicionales durante el resto de la noche.
Todas las personas en el mundo tienen distintos gustos y es importante aprender a respetarlos.
Parte de un artículo de Nicolás Forero