
En mi infancia estaba convencido de que todo lo que en la tierra se perdía iba a parar a la luna, sin embargo los astronautas no han encontrado sueños peligrosos ni promesas traicionadas, ni esperanzas rotas. Si no están en la luna, dónde están? será que en la tierra no se perdieron? será que en la tierra se escondieron? y están esperándonos? Eduardo Galeano
Ganar, perder, reír, llorar, abrazar con emoción, cerrar los ojos en soledad… La vida es un ciclo que no tiene fin, que fluye, corre y que se nos escapa de las manos por mucho que deseemos retenerla. Como la juventud, como ese amor eterno que una vez nos vendieron y que siempre tuvo en realidad, fecha de caducidad
La vida es un duro equilibrio entre mantener y dejar ir, una ley que nadie nos enseñó y para la que no nos han preparado, y que sin embargo, vamos aprendiendo con el tiempo calladamente.
Ya desde niños somos protagonistas de esos acontecimientos que nos marcarán para siempre, aprendemos, por ejemplo, que existen diferentes tipos de pérdidas. Recordarás sin duda a aquellos amigos que se fueron a vivir a otras ciudades y que nunca volviste a ver, y también, que la muerte de algunos de tus familiares o incluso tus mascotas. La vida teje su propio equilibrio de ganancias y pérdidas, hilando distancias que nunca alcanzaremos, pérdidas que habremos de asumir en un aprendizaje personal, el más solitario de todos.
El dolor de la pérdida es en realidad, el valor y todo el amor actual que dirigimos a aquello que nos envuelve. Nadie llora por ejemplo, por algo que no ama, nadie siente el vacío de algo que antes no ha tenido en su interior. Así pues, en este equilibrio vital que establece la vida, es necesario que sepamos reconocer primero todo aquello que es valioso para nosotros.
Todos nosotros «dejamos ir» pequeñas cosas cada día. No obstante, las más grandes son siempre las más dolorosas. ¿Cómo dejar ir de nuestra mente y nuestro corazón a esa persona que antes llenaba todo nuestro universo?
Hay vacíos que duelen y enferman, huecos en los que nos podemos perder si no somos capaces de desprendernos de eso que causa más dolor que beneficio. No te aferres a algo que te causa dolor y que no funciona. No tires de lo que no cede… Déjalo ir, la vida seguirá fluyendo y te traerá más opciones. Más oportunidades.
Parte de un artículo de Valeria Sabater