La Voz del Silencio

Cansada de esperarte
con mis brazos vacíos de caricias,
con ansias de estrecharte
pensaba en las delicias
de esas noches, pasadas y ficticias Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein,
 

Te doy las gracias con el corazón en la mano:
Por amarme tanto -sin saberlo tú siquiera-.
Por la quietud de mis noches en calma.
Por lo escaso de nuestros encuentros.
Por los paseos que no damos bajo la luna-.
Por el sol que nunca caerá sobre nuestras cabezas-.

Por no estar loco -¡ay!- por mí.
Por no estar loca -¡ay!- por ti.
Marina Tsvetaeva

LA VOCE DEL SILENZIO – Andrea Bocelli- Elisa Y lo que echo de menos en el mar del silencio, lo echo de menos mucho mas. De repente te das cuenta, que el silencio tiene la cara de las cosas que has perdido

Sören Kierkegaard fue uno de los grandes filósofos del siglo XIX, considerado por muchos el primer existencialista. Kierkegaard, pese a su temprana muerte, fue sumamente prolífico y penetrante en un gran número de temas, desde la psicología hasta la libertad, la ética, la fe y la teología (y merece notarse que escribió en un rico diálogo entre diferentes seudónimos, siendo no sólo un gran filósofo sino un gran escritor)…

La importancia del silencio en Kierkegaard no puede sobrestimarse, desde haber escrito uno de sus textos más importantes bajo el seudónimo Johannes de Silentio, hasta una constante alusión y retorno al silencio y a la esperanza, en la obediencia (palabra que significa «escuchar» ob-audire). Una de las frases que más se citan de Kierkegaard es la siguiente:

El estado actual del mundo y de la vida en general es uno de enfermedad. Si yo fuera un doctor y me pidieran mi opinión, les diría «Creen silencio.»

El remedio hace casi 200 años era crear silencio, para poder escuchar lo esencial. Hoy parece aún más urgente crear silencio, pues no sólo hay más ruido en todas partes debido al crecimiento industrial y al mandamiento económico de siempre estar produciendo más…

Doble ruido: el tecnológico y el ideológico; no sólo las constantes irrupciones de las máquinas, sino también el ruido de lo insignificante, el barullo de lo intrascendente y divertido, del constante entretenimiento y la banalidad, lo que Kierkegaard llamaba snakke.

El poeta sufí Rumi dice lo mismo de esta forma: «Tal vez estés buscando en las ramas aquello que sólo se puede encontrar en las raíces». Tal vez la distracción, el entretenimiento y el dedicarnos a conseguir el éxito mundano sea un andar por las ramas, un rodeo que hace que nunca lleguemos al centro.

Kierkegaard escribió: «solo la persona que puede permanecer esencialmente en silencio puede hablar esencialmente, puede actuar esencialmente. El silencio es interioridad… La orientación del silencio hacia el interior es la condición para una conversación cultivada». Sólo desde la quietud interior nos podemos relacionar plena y significativamente con el mundo exterior y establecer una relación personal íntima…..

Por Alejandro Martínez Gallardo

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