
no eres nadie hasta que alguien te ama
no eres nadie hasta que a alguien le importe
tal vez seas rey, tal vez poseas el mundo y su oro
pero el oro no te traerá felicidad cuando te estes haciendo viejo
el mundo sigue igual, nunca lo cambias
mientras las estrellas brillan seguras arriba
no eres nadie hasta que alguien te ama
asi que encuéntra a alguien para amar
el mundo sigue igual, nunca lo cambias
mientras las estrellas brillan seguras arriba
no eres nadie hasta que alguien te ama
asi que encuéntra
a alguien para amar
La vida no se mide en tiempo, la vida se mide en emociones, porque ellas son esas partituras que ponen música a cada uno de nuestros instantes. Alegría, felicidad, sorpresa, miedo, tristeza, asombro, añoranza… Todas ellas, sin importar si su valencia es positiva o negativa, definen lo que somos, articulan nuestro comportamiento y dan sentido a su vez a cada cosa que hacemos. Las emociones nos dicen quiénes somos y cómo nos han afectado nuestras historias
Esto nos hace maravillosos y, también, tremendamente complejos a la vez.
Una ruptura de pareja puede crear una herida permanente. Un vacío por donde se van los ánimos y huyen las esperanzas. Ese dolor puede cronificarse hasta el punto de no lograr iniciar nuevas relaciones.
En cambio, otras personas nos muestran otro tejido emocional más reluciente, la capacidad de superación, las ganas constantes por vivir, sentir, experimentar…
El bienestar es sentir la emoción adecuada en el momento adecuado y saber qué hacer con ella después.
La vida no se mide en tiempo, la vida se mide en emociones, en momentos de felicidad, de melancolía, de esperanza, ilusión y también de tristezas. Somos lo que nos ha pasado pero, sobre todo, lo que hemos sentido en cada una de estas experiencias. Eso es lo que nos hace únicos.
Parte de un artículo de Valeria Sabater