«Ante los ojos de la memoria, sobre la mesa… se materializa la pequeña bola de cristal. Cuando nos habíamos portado bien, se nos permitía darle la vuelta y sostenerla en la palma de la mano hasta que cayera el último copo al pie de la torre Eiffel cromada. Aún no había cumplido los siete años y ya sabía la lenta embriaguez de las pequeñas partículas algodonosas que hacen intuir lo que siente el corazón durante una alegría. La duración se ralentiza y se dilata, el ballet se eterniza en la ausencia de obstáculos y cuando se posa el último copo, sabemos que hemos vivido ese instante fuera de tiempo que es la marca de los grandes acontecimientos»
La elegancia del erizo de Muriel Barbery
Melody Gardot. Mira