He tratado de ser objetivo en los comentarios y ameno en el discurso, sin cansar demasiado al lector pero abriéndole el apetito. En todo caso, son siempre pinceladas que pueden, y deben, variar en función del protagonista de la historia. Sobre opiniones y gustos, mil discursos, y nada más lejos de la intención del cronista que imponer los suyos. Aconsejar si acaso las especialidades de cada local, los tesoros ocultos que nos aguardan o el montadito significativo en caso de duda. Luego el lector sacará sus propias conclusiones y se perderá en sus propios caminos sin necesidad de este GPS gastronómico.
Situaros en posición, empujad si es necesario al vecino de barra para conquistar ese espacio reservado a los valientes, retad con la vista al camarero y alzad el brazo sin temor para iniciar el combate. Todo vale en la guerra y en el bar, pero eso si, sin perder las formas en ningún momento. Bebed con modestia pero sin moderación y acumulad experiencia en los codos.
Espero que os sirva de orientación allá donde lleguéis, busquéis lo que busquéis y seáis lo que seáis; que os permita disfrutar de un buen vaso de vino acompañado de una deliciosa tapa en agradable compañía.
Y recordad la máxima de todo buen tapeador:
“La calidad de una tapa no se mide por su precio, sino por la satisfacción que esta deja en el paladar”
Oscar J. García López
Maestro tapeador
5ª Edición – abril de 2010